Seis meses después: La Gran Marcha del Retorno en Gaza

Han pasado más de seis meses desde que comenzaran las protestas de la “Gran Marcha del Retorno” en la Franja de Gaza el 30 de marzo.

Las autoridades israelíes no han atendido las peticiones de levantar el bloqueo ilegal de la Franja de Gaza —que dura ya 11 años— y permitir a las personas refugiadas palestinas regresar a sus pueblos y ciudades.

Según el Centro Al Mezan para los Derechos Humanos, desde el inicio de las protestas, más de 150 personas palestinas han perdido la vida de manera violenta en las manifestaciones. Al menos otras 10.000 han resultado heridas, entre ellas 1.849 niñas y niños, 424 mujeres, 115 técnicos de urgencias médicas y 115 periodistas. Entre las personas heridas, 5.814 fueron alcanzadas por fuego real. Según medios de comunicación de Israel, un soldado israelí resultó levemente herido por la metralla de una granada lanzada por un palestino desde Gaza y otro soldado israelí murió abatido por un francotirador palestino cerca de la valla que separa Gaza e Israel fuera del contexto de las protestas.

¿A cuántas personas tienen que matar para que se levante el bloqueo [a Gaza] y llevemos una vida normal?

H. S. – Manifestante palestino de la Franja de Gaza

¿Por qué se manifiestan los palestinos?

Se cumplen once años desde que Israel impusiera un bloqueo por tierra, aire y mar a la Franja de Gaza. Las Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), entre otros organismos, han calificado esta política de cierre de “castigo colectivo” y han pedido a Israel que levante la clausura. Con el bloqueo ilegal de Israel, el movimiento de personas y bienes está sujeto a severas restricciones y se han prohibido la mayoría de las importaciones y exportaciones de materias primas. El cruce por el paso de Erez —el paso para pasajeros desde Gaza a Israel, Cisjordania y el mundo exterior— está restringido a lo que las fuerzas armadas israelíes llaman “casos humanitarios excepcionales”, lo que significa principalmente personas con problemas de salud significativos y sus acompañantes, y empresarios destacados. Entretanto, desde 2013, Egipto ha impuesto fuertes restricciones en el paso de Rafá, y lo mantiene cerrado la mayor parte del tiempo.

Durante los últimos once años, la población civil de la Franja de Gaza, compuesta en un 70% de personas registradas como refugiadas provenientes de zonas que ahora son parte de Israel, han sufrido las devastadoras consecuencias del bloqueo ilegal impuesto por ese país, además de las tres guerras que también se han cobrado un precio elevado en lo que a infraestructuras esenciales se refiere y han debilitado aún más el sistema de salud y la economía gazatíes. Debido a ello, la economía gazatí se ha contraído marcadamente, hasta el punto de que la población depende casi por completo de la ayuda internacional. Gaza tiene ya uno de los índices de desempleo más altos de mundo, del 44%. Cuatro años después del conflicto de 2014, unas 22.000 personas siguen internamente desplazadas, y miles sufren graves problemas de salud que requieren tratamiento médico urgente fuera de la Franja de Gaza. Sin embargo, Israel a menudo niega o retrasa la expedición de permisos a quienes necesitan tratamiento médico vital fuera de Gaza, y los hospitales que hay dentro de la Franja carecen de recursos adecuados y tienen escasez crónica de combustible, electricidad y suministros médicos debido principalmente al bloqueo ilegal impuesto por Israel.

Las protestas se convocaron para exigir el derecho de retorno de millones de personas refugiadas palestinas a sus pueblos y ciudades en lo que ahora forma parte de Israel y para pedir el fin del bloqueo. Culminaron el 14 de mayo, el día del traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén y la víspera del 70 aniversario de la “Nakba”, momento en que los palestinos conmemoran el desplazamiento y la desposesión de cientos de miles de personas en 1948-1949, durante el conflicto que siguió a la creación del Estado de Israel. Sólo ese día, las fuerzas israelíes mataron a 59 personas palestinas, en un ejemplo terrible de uso excesivo de la fuerza y uso de fuego real contra manifestantes que no constituían una amenaza inminente para la vida.

Los organizadores de la “Gran Marcha del Retorno” han manifestado reiteradamente que la intención es que las protestas sean pacíficas, y éstas han consistido en gran medida en que los manifestantes protestaran cerca de la valla que separa la Franja de Gaza de Israel. A pesar de ello, el ejército israelí ha reforzado sus efectivos, desplegando tanques, vehículos militares y soldados —incluidos francotiradores— a lo largo de la valla entre Israel y Gaza, y ha dado la orden de disparar contra cualquiera que se acerque a menos de varios centenares de metros de la valla.

Aunque algunos manifestantes han empleado algún tipo de violencia, como quemar neumáticos, volar cometas incendiarias o lanzar piedras y cócteles molotov en dirección a los soldados israelíes, vídeos publicados en las redes sociales, así como testimonios de testigos recabados por Amnistía Internacional y por grupos palestinos e israelíes de derechos humanos, muestran que los soldados israelíes han disparado contra manifestantes desarmados, simples espectadores, periodistas y personal médico que se encontraban a entre 150 y 400 metros, aproximadamente, de la valla, distancia desde la que no representaban ninguna amenaza.

Alaa al-Dali, de 21 años, ciclista al que dispararon e hirieron durante las protestas de la “Gran Marcha del Retorno” y que perdió la pierna derecha a consecuencia de ello. Alaa llevaba los seis últimos años entrenando en la disciplina de ciclismo. Su sueño era salir de Gaza para viajar al extranjero, participar en los Juegos Asiáticos y enarbolar la bandera palestina.
Alaa al-Dali, de 21 años, ciclista al que dispararon e hirieron durante las protestas de la “Gran Marcha del Retorno” y que perdió la pierna derecha a consecuencia de ello. Alaa llevaba los seis últimos años entrenando en la disciplina de ciclismo. Su sueño era salir de Gaza para viajar al extranjero, participar en los Juegos Asiáticos y enarbolar la bandera palestina.

Naturaleza de las lesiones

Los devastadores estragos en la población civil de Gaza no deberían medirse únicamente por el número de personas palestinas muertas, sino también por el número de lesiones. Los médicos en Gaza han dicho a Amnistía Internacional que muchas de las heridas graves que han visto están en las extremidades inferiores, incluidas las rodillas, y son típicas heridas de guerra que no veían desde el conflicto de Gaza de 2014. Muchas personas han sufrido daños graves de tejido y hueso, así como grandes heridas de salida del proyectil de entre10 y 15 milímetros, y probablemente tengan más complicaciones, infecciones y alguna forma de discapacidad, como parálisis o amputación. Según el Centro Palestino de Derechos Humanos, durante los seis meses de manifestaciones, a al menos 76 manifestantes se les han amputado extremidades inferiores o superiores. La información sobre el elevado número de heridas en las rodillas, que aumentan las probabilidades de fragmentación del proyectil, es especialmente preocupante. Si es cierta, indicaría que el ejército israelí procura causar intencionadamente lesiones que cambien la vida de la persona herida.

En opinión de expertos militares y de un perito patólogo que ha examinado las fotografías de heridas obtenidas por Amnistía Internacional, muchas de las heridas observadas por los médicos de Gaza coinciden con las que causan los fusiles Tavor de alta velocidad de fabricación israelí, que utilizan munición militar de 5,56 mm. Otras heridas llevan el sello distintivo de los fusiles de francotirador Remington M24, de fabricación estadounidense, cuya munición de caza de 7,62 mm se expande y se esparce dentro del cuerpo.

“La naturaleza de estas heridas muestra que los soldados israelíes están utilizando armas militares de alta velocidad concebidas para causar el máximo daño posible contra manifestantes palestinos que no representan ninguna amenaza inminente para ellos. Estos intentos aparentemente deliberados de matar y mutilar son muy preocupantes, y huelga decir que completamente ilegales. Algunos de estos casos parecen constituir homicidios intencionales, graves infracciones de los Convenios de Ginebra y crímenes de guerra.

Técnicos en urgencias médicas

Tres profesionales de la salud han muerto abatidos a tiros durante las manifestaciones. Al menos 115 técnicos en urgencias médicas y profesionales de la salud han resultado heridos por fuego real o inhalación de gas lacrimógeno.

El 1 de junio, Razan al-Najjar, técnica en urgencias palestina, de 21 años, murió a causa de un disparo en el pecho realizado por un francotirador israelí mientras prestaba primeros auxilios a manifestantes heridos en la valla entre Gaza e Israel, al este de Jan Yunis, en el sur de Gaza. Razan llevaba bata blanca, lo que la identificaba claramente como personal médico.

El 10 de agosto, las fuerzas israelíes dispararon munición real contra los manifestantes en el este de Rafá, hiriendo de muerte al técnico en urgencias médicas Abdallah Sabri al-Qatati, de 22 años, al que dispararon en la espalda cuando se encontraba a más de 100 metros de la valla, y se lo declaró muerto en el hospital menos de una hora después.

https://youtube.com/watch?v=83cu43LxQFA%3Frel%3D0

Niños y niñas

Según organizaciones locales de derechos humanos palestinas en Gaza, al menos 31 niños y niñas han muerto de manera violenta durante los seis meses de protestas mientras se manifestaban.

En varios videos publicados en redes sociales se ve cómo el ejército de Israel dispara contra manifestantes —hombres, mujeres, niños y niñas— desarmados. En algunos casos se disparó contra las personas cuando ondeaban la bandera palestina o se apartaban corriendo de la valla. Por ejemplo, un video que ha circulado ampliamente en las redes sociales muestra cómo se dispara contra Ahmed Masabah Abu Tuyur, de 16 años, el 7 de septiembre, cuando levantaba las manos a gran distancia de la valla entre Gaza e Israel, en el este de Rafá. Murió al recibir un disparo en el pecho. El viernes 14 de septiembre murió Shadi Abdul Aal, de 12 años, a causa también de una herida de bala en la cabeza.

El viernes 28 de septiembre, Mohamed Naiyf al-Houm, de 14 años, murió abatido con munición de combate israelí, que lo alcanzó en el abdomen por detrás, al este del campo de refugiados de Al Borej, cuando participaba en la 27ª manifestación de la “Gran Marcha del Retorno”.

Ese mismo día, Nasser Azmi Mosbeh, de 12 años, murió a causa de un disparo en la cabeza con munición de combate israelí en el este de Jan Yunis. Fue trasladado inmediatamente al Hospital Europeo de Gaza, donde lo declararon muerto una hora después. Nasser había participado en las manifestaciones de la “Gran Marcha del Retorno” desde que comenzaron, el 30 de marzo. Sus dos hermanas son técnicas voluntarias en urgencias médicas en Jan Yunis y eran compañeras de Razan al-Najjar.

Amnistía Internacional habló con la madre de Nasser, que dijo: “Ojalá pudiera pasa el duelo, pero siempre sabré que Nasser fue asesinado injustamente. Tiene que haber rendición de cuentas. De lo contrario, ¿quién detendrá los asesinatos de otros niños? ¿Cómo se puede parar esto?

Nasser Azmi Mosbeh, de 12 años, murió a causa de un disparo en la cabeza con munición de combate israelí en el este de Jan Yunis.

Mujeres

Una mujer ha muerto de manera violenta y al menos 424 han resultado heridas por munición de combate e inhalación de gas lacrimógeno desde el 30 de marzo.

Asmaa Abu Daqqa, de 24 años, palestina y madre de tres hijos, resultó herida por disparos efectuados por las fuerzas israelíes cuando se acercó a la valla entre Gaza e Israel cerca de Jan Yunis para ayudar a una niña durante la protesta de la “Gran Marcha del Retorno” del 14 de mayo. La bala que hirió a Asmaa le atravesó la pierna derecha, causándole múltiples fracturas y también daños en los vasos sanguíneos.

“Día a día aumentan los efectos del asedio a Gaza. Durante los últimos 11 años de bloqueo, he perdido mi futuro: Tenía sólo 18 años cuando comenzó el asedio, he pasado mi juventud bajo el bloqueo y con restricciones. Como mujer palestina, tengo el derecho de participar en manifestaciones para demostrar al mundo que existo. Y, del mismo modo que cada uno de ustedes vive feliz y en paz, nosotros tenemos derecho a vivir. Ya basta, estamos hartos”, dijo Asmaa Abu Daqqa a Amnistía Internacional.
“Día a día aumentan los efectos del asedio a Gaza. Durante los últimos 11 años de bloqueo, he perdido mi futuro: Tenía sólo 18 años cuando comenzó el asedio, he pasado mi juventud bajo el bloqueo y con restricciones. Como mujer palestina, tengo el derecho de participar en manifestaciones para demostrar al mundo que existo. Y, del mismo modo que cada uno de ustedes vive feliz y en paz, nosotros tenemos derecho a vivir. Ya basta, estamos hartos”, dijo Asmaa Abu Daqqa a Amnistía Internacional.

Periodistas

Han muerto por disparos dos periodistas, pese a llevar chalecos protectores que los identificaban claramente como miembros de la prensa, y al menos 115 más han resultado heridos durante los seis meses de manifestaciones.

En un caso documentado por Amnistía Internacional, el periodista Yousef al-Kronz, de 20 años, recibió un disparo realizado por un francotirador israelí; la bala penetró en las dos piernas cuando cubría las manifestaciones al este del campo de refugiados de Al Borej. A Yousef le amputaron la pierna izquierda tras denegarle las autoridades israelíes el permiso para viajar a Ramala, en el territorio ocupado de Cisjordania, a fin de recibir atención médica urgente. Al final le permitieron salir para someterse a una operación y salvar la otra pierna gracias a la intervención de grupos de derechos humanos que acudieron a los tribunales.

“Los últimos seis meses han sido peores que una pesadilla. Jamás pensé que vería a personas hechas pedazos. Las balas volaban sobre mi cabeza y me ahogaba con el gas lacrimógeno cada vez que iba a trabajar. Cada vez que iba a trabajar, rezaba para volver a casa sana y salva junto a mi familia y amistades. Pese a todo el peligro, lo que nos hacía seguir cubriendo las manifestaciones era mostrarle al mundo que los palestinos tenemos derecho a una vida mejor”, contó a Amnistía Internacional Hind Khoudary, periodista palestina, de 23 años.
“Los últimos seis meses han sido peores que una pesadilla. Jamás pensé que vería a personas hechas pedazos. Las balas volaban sobre mi cabeza y me ahogaba con el gas lacrimógeno cada vez que iba a trabajar. Cada vez que iba a trabajar, rezaba para volver a casa sana y salva junto a mi familia y amistades. Pese a todo el peligro, lo que nos hacía seguir cubriendo las manifestaciones era mostrarle al mundo que los palestinos tenemos derecho a una vida mejor”, contó a Amnistía Internacional Hind Khoudary, periodista palestina, de 23 años.

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