“Paz es estar en el territorio, poder sembrar, poder trabajar la tierra y desarrollarnos como mujeres indígenas”
Damaris es una mujer indígena del norte de Colombia. Tiene unos 38 años y viste con mantas que le enseñó a tejer su madre. Damaris comenzó a organizar a las mujeres de su comunidad para exigir el respeto al medio ambiente de cara a la explotación minera que ha afectado gravemente al ecosistema de su región. A pesar de ser una líder innata, las dinámicas culturales dentro de su comunidad le han hecho difícil ejercer su liderazgo por ser mujer. Su familia y miembros de su comunidad le critican su labor como lideresa y le reclaman que debería estar en la casa cuidando a sus hijos. A pesar de estos obstáculos, Damaris continúa organizando a más mujeres indígenas y denunciando la situación de vulneración de los derechos de las mujeres indígenas de su región.
Hace un poco más de cinco años Damaris recibió amenazas que la obligaron a salir del país por un poco más de un año con el apoyo de una organización internacional. Después de la firma del Acuerdo de Paz, Damaris decidió volver a Colombia, pero pocos meses después volvieron las amenazas. Dos hombres en moto le mandaron a decir con su hijo que se fuera otra vez o que la desaparecían. A Damaris le otorgaron medidas de protección pero ésto le constituía una carga económica adicional; tenía que pagar por los desplazamientos y en muchos casos la alimentación de su guardaespaldas. Además al no ser indígena, al guardespaldas no se le permitía ingresar a varias de las comunidades indígenas con quienes trabaja Damaris. La situación le resultó insostenible y decidió prescindir de las medidas otorgadas.
Para Damaris, la protección va más allá de un guardaespaldas y un celular. La seguridad para ella solo es posible por medio de trabajo con la comunidad y un fortalecimiento de su organización a nivel social y espiritual.