La encargada de campañas Tracy Doig regresa para hablar con las mujeres del municipio de Mkhondo, uno de los distritos con peor nivel de atención de la salud de Sudáfrica, y entregar los mensajes de apoyo recogidos en la campaña “Escribe por los derechos” de 2014, comprobando de primera mano cómo lucha la comunidad por una mejor atención de la salud.
La última vez que estuve en Ámsterdam, en el municipio de Mkhondo, las historias de las mujeres y las niñas con las que hablé me conmocionaron. Una mujer, Othuli, me dijo que las enfermeras de la clínica local le habían gritado por haberse quedado embarazada a los 18 años y “gustarle demasiado los chicos”. También le dijeron que olía mal, humillándola delante de todas las personas que estaban en la sala de espera. Cuando Othuli se puso de parto, la ambulancia no llegaba y ella tuvo que pagar para que la llevaran al hospital en un automóvil, en cuyo asiento trasero dio a luz de camino.
Lamentablemente, el de Othuli no es un caso aislado. En todo Mkhondo, las embarazadas y las mujeres que acaban de dar a luz luchan para conseguir la atención de salud que necesitan para sobrevivir al parto.
Regresé a Ámsterdam en marzo para ver los avances que se habían hecho desde el lanzamiento de nuestra campaña en favor de una mejor atención de la salud materna. La visita también me brindó la oportunidad de entregar los mensajes de apoyo escritos por simpatizantes de Amnistía Internacional durante la campaña “Escribe por los derechos” de 2014, nuestro maratón mundial de envío de cartas. Teníamos más de mil mensajes de todo el mundo, en concreto de 18 países.
Mirando las cartas de apoyo escritas durante la campaña “Escribe por los derechos” de 2014.
Cuatro pesadas cajas de apoyo
Fuimos a una pequeña habitación de ladrillo rojo que forma parte de un centro comunitario del barrio periférico de KwaThandeka, donde nos esperaban representantes de la comunidad. Hubo un gran revuelo cuando entramos con cuatro pesadas cajas de mensajes. El grupo se dedicó a mirar tantas cartas, fotos y bellas postales hechas a mano.
Estamos felices con las cartas porque vemos que muchos países nos dan la esperanza de que algún día las cosas se arreglarán.
Maria Shongwe, voluntaria de salud
Las cartas procedentes de Taiwán y Japón despertaron un gran entusiasmo, especialmente las que tenían símbolos chinos y japoneses, mientras que los mensajes en español y francés, además de satisfacción, provocaron cierto desconcierto. Y les encantaron las tarjetas y las cartas de jóvenes, muchas decoradas con dibujos, cintas o purpurina.
“Nos escribió una niña”, me dijo una joven llamada Thandeka. “Por la forma de escribir, creo que era una niña muy pequeña, pero nos decía que piensa en nosotras y que nos desea lo mejor. Era tan dulce… Estamos muy agradecidas.”
“Estamos felices con las cartas porque vemos que muchos países nos dan la esperanza de que algún día las cosas se arreglarán”, afirmó Maria Shongwe, voluntaria de salud con quien había hablado en una etapa anterior de la campaña. “Esto nos anima a esforzarnos aún más que antes”.
Ayudar a las mujeres a conseguir mejor atención de la salud
El grupo nos dijo que ha estado ayudando a la gente de su comunidad a aprender más sobre su salud. Por ejemplo, han enseñado a los niños y a las niñas sus derechos sexuales y reproductivos y se han reunido con trabajadores de la salud en la clínica local para ver la forma de mejorar los servicios.
Miembros de la comunidad de Mkhondo mirando las cartas de apoyo escritas con ocasión de la campaña mundial de envío de cartas de Amnistía Internacional “Escribe por los derechos” de 2014.
Me encantó saber que lo mucho que se había avanzado. En el pasado, las mujeres y las niñas no buscaban atención de salud porque el personal de la clínica local era grosero y desconsiderado. En cualquier caso, sólo se prestaba a las mujeres atención de salud relacionada con el embarazo dos días a la semana.
Pero tras hablar con el personal y ayudar a las mujeres y las niñas a conocer sus derechos, la comunidad ha comenzado a cambiar la situación. No sólo el personal de enfermería es más profesional, sino que actualmente se ofrecen servicios de atención prenatal seis veces a la semana. Esto significa que se han reducido los tiempos de espera y que las mujeres que trabajan no tienen que faltar al trabajo un día entero, con la correspondiente pérdida de salario, para ir a la clínica.
Más buenas noticias
También compartí buenas noticias de la vecina KwaZulu-Natal, otra zona de Sudáfrica donde hacemos campaña en favor de una mejor atención de la salud materna. Se ha introducido un servicio de autobús gratuito para una clínica, lo cual ayudará a las mujeres embarazadas a asistir a sus citas médicas y sus ecografías. Además, se nos ha informado de que el personal de enfermería de esa clínica ha dejado de utilizar carpetas de distintos colores para los pacientes con VIH, que pueden mantener la confidencialidad de su estado.
Estas noticias supusieron un estímulo para seguir luchando para la comunidad, que pidió a Amnistía Internacional que ayudara más a las mujeres y niñas de Mkhondo. Cuando me fui, las palabras de Thandeka resonaban en mis oídos: “Estamos realmente agradecidas a Amnistía. La primera vez que vinieron, abrieron los ojos. Esta campaña es un paso adelante”.
Amnistía seguirá trabajando con las autoridades de Sudáfrica, tanto a nivel local como nacional, para ayudar a las mujeres y las niñas a conseguir mejor atención de la salud.