No más excusas para la violencia sexual

Cuando Amnistía Internacional lanzó Mi cuerpo, mis derechos, nuestra campaña global sobre los derechos sexuales y reproductivos, este mismo año, nos encontramos con titulares desfavorables en los medios de comunicación marroquíes. Ha llegado la hora de poner las cosas en su lugar, escribe Aurelia Dondo, adjunta de investigación y acción sobre el Norte de África.

Nuestro mensaje era claro. Las mujeres y las niñas tienen derecho a vivir libres de violencia sexual y tienen derecho a su integridad corporal. Estos derechos se conocen en el derecho internacional como derechos sexuales y reproductivos. Son derechos humanos universales y los gobiernos deben garantizar que se respetan, protegen y realizan. Pero algunas voces en los medios de comunicación marroquíes se apresuraron a tergiversar el mensaje.

Al describir a Amnistía Internacional como una organización imperialista que fomenta la conducta sexual indebida, estos medios distorsionaron el debate y enmarañaron el asunto. De ese modo, pasaron por alto la difícil situación de las supervivientes de violencia sexual por las que hacemos campaña.

Las mujeres y las niñas tienen derecho a vivir libres de violación y otras formas de violencia sexual. Pero las disposiciones discriminatorias y perniciosas incluidas en las leyes de Argelia, Marruecos y Túnez no sólo no protegen a las supervivientes de violencia sexual, sino que las estigmatizan y victimizan aún más.

Amina Filali tenía sólo 16 años cuando se quitó la vida. Unos meses antes, esta adolescente marroquí había sido obligada a casarse con el hombre al que ella había acusado de violarla. Su muerte sacó a la luz la terrible realidad de que este matrimonio había sido consentido por la ley.

Escapatorias legales permiten que los violadores queden en libertad

En enero de 2014, casi dos años después de la muerte de Amina, el Parlamento marroquí aprobó por unanimidad enmendar la cláusula de escape que permitía que los hombres acusados de violación quedaran en libertad siempre que se casaran con su víctima, si ésta tenía menos de 18 años. Lamentablemente, disposiciones semejantes continúan en vigor en Túnez y Argelia.

Los supuestos que subyacen a ese tipo de cláusulas adolecen de profundas deficiencias. Ponen el énfasis en el honor y la vergüenza de la familia y pasan por alto las necesidades de las supervivientes de violencia sexual.

Cuando dijimos que no debe criminalizarse a los adultos no casados que mantienen relaciones sexuales de mutuo acuerdo, se nos acusó de incorrección sexual. Pero esta clase de leyes disuaden a las supervivientes de violación de presentar denuncias por miedo a ser acusadas a su vez de conducta ilegal.

Las leyes basadas en la “moralidad” y la “decencia” se han utilizado contra supervivientes de violencia sexual. En un caso que provocó indignación en Túnez, una mujer de 27 años conocida únicamente como Meriem Ben Mohamed afirmó que había sido violada por dos agentes de policía en septiembre de 2012. En vez de investigar la denuncia, las autoridades la acusaron de indecencia.

Un lugar donde acudir en busca de ayuda

Las supervivientes de violencia sexual comprueban a menudo que no hay un lugar donde acudir en busca de ayuda. Hacemos campaña para asegurarnos no sólo de que reciben el apoyo que necesitan, sino también de que disponen de los medios para obtener justicia. Si una mujer o una niña se queda embarazada como consecuencia de violación o incesto, debe tener acceso a servicios de aborto legal y sin riesgos. Obligarla a llevar a término ese embarazo es una forma de trato cruel, inhumano y degradante. La justicia para las supervivientes significa también que la policía, los jueces y los profesionales de la salud reciben una formación adecuada para responder de manera sensible, confidencial y no discriminatoria.

Permítanme, pues, que haga una pregunta: ¿está bien violar a mujeres y niñas? Todo el mundo dirá que no. Sin embargo, cuando Amnistía Internacional hace campaña por los derechos de las supervivientes de violación y otras formas de violencia sexual, se nos acusa de fomentar conductas sexuales indebidas. Decir que se está en contra de la violación y después hacer la vista gorda ante la difícil situación de las supervivientes de violencia sexual no es más que retórica vacía.

Amnistía Internacional, junto con valientes activistas, estará al lado de las supervivientes de violencia sexual, para asegurarse de que al menos el Estado las protege en vez de victimizarlas aún más. Critiquemos, sí, y debatamos. El estigma, los tabúes sociales, el fanatismo o el relativismo cultural deben ser cuestionados cuando suponen un obstáculo para los derechos de las mujeres. Las autoridades de Argelia, Marruecos y Túnez deben abolir estas leyes discriminatorias y perniciosas de una vez por todas. Deben asegurarse asimismo de que se satisfacen las necesidades jurídicas, sociales y médicas de las supervivientes de violencia sexual. El trágico caso de Amina hizo ver al mundo que las demoras cuestan vidas. Únete a nosotros, y di: No más excusas, no más demoras.

Actúa para defender los derechos de las supervivientes de violencia sexual en Argelia, Marruecos y Túnez.