Grecia/Europa: “Alguien pinchó el bote con un cuchillo y se hundió”

Giorgos Kosmopoulos, del Equipo de la UE de Amnistía Internacional

“Claro que me acuerdo de ti”, dijo Adam cuando le volví a visitar en la isla griega de Lesbos. Venir aquí se ha convertido últimamente en una costumbre: es mi tercera visita a la isla en apenas siete meses. Vengo para oír más historias de personas refugiadas y migrantes que han hecho peligrosos viajes para intentar llegar a Europa.

“Adam” y “Lara” (no son sus nombres reales) son de Somalia y tienen veintitantos años. La última vez que vi a Adam estaba herido de gravedad en un hospital. El bote en el que viajaba se había hundido en alta mar. “Alguien pinchó el bote con un cuchillo y se hundió”, me dijo.

“Éramos más de 40 personas, entre ellas una embarazada, niños y una persona con discapacidad, y todos caímos al agua.” Lara no sabía nadar y cuando Adam trataba de salvarla, la hélice del barco de los guardacostas le destrozó la pierna.

Hoy Lara me saluda vestida de vistosos colores y con una gran sonrisa. Está a punto de cenar gracias a los voluntarios de la isla. Los isleños también gestionan el campamento de vacaciones en desuso donde viven ella y Adam junto con otros refugiados y migrantes.

Adam y Lara están entre los afortunados. Aparentemente, las autoridades locales de Lesbos siguen estando mal preparadas para recibir las embarcaciones llenas de personas desesperadas que continúan llegando desde lugares como Siria y Afganistán. Muchas, niños entre ellas, permanecen horas, incluso días, atrapadas en el puerto principal de la isla, mal protegidos o sin protección alguna frente al sol y el calor.

La detención, generalmente en condiciones terribles, es la suerte que corren habitualmente los migrantes que llegan a la isla (más información en nuestro artículo en WIRE July/August, en inglés).

Y muchos de ellos ni siquiera consiguen llegar hasta aquí. Nuestro nuevo informe documenta no pocas denuncias de que las autoridades griegas devuelven a Turquía a migrantes y refugiados desesperados. Algunos, como el compañero de viaje de Adam y Lara, hunden en alta mar la embarcación en la que viajan, con la esperanza de que esto obligue a los guardacostas a rescatarlos y llevarlos a Grecia.

La presión de la migración es alta en Grecia, y la crisis económica hace que sea aún más difícil arreglárselas aquí. La suerte de estos migrantes y refugiados no es sólo responsabilidad de Grecia: el resto de Europa debe cumplir su parte en la búsqueda de soluciones urgentes.

Mientras tanto, Amnistía pide a Grecia que deje de poner vidas en peligro y acabe con la práctica de las devoluciones forzosas informales. Ya.

Más informaciónFirma nuestra petición y lee nuestro informe en www.whenyoudontexist.eu

ParticipaAmnistía Internacional organiza nuestro segundo campamento de activistas sobre derechos humanos de refugiados y migrantes en Lesbos, del 13 al 20 de julio. Síguenos en Twitter (@Dontexisteurope) y conoce las últimas novedades en nuestra página de Facebook.