El ejército sale de los cuarteles y vuelve a las calles

La decisión del presidente Mohamed Morsi de otorgar al ejército nuevos poderes policiales ha suscitado nuevos temores sobre el futuro de Egipto y ha despertado dolorosos recuerdos del pasado.

En las protestas del viernes en torno al Palacio Presidencial vimos tanques y vehículos blindados pertenecientes a la Guardia Presidencial aparcados en las calles.

Los manifestantes se subían a ellos y se sacaban fotos. Unos cuantos padres valientes incluso dejaron que sus hijos se subieran a ellos y posaran con los soldados.

Las escenas recordaban de manera sobrecogedora a los días posteriores a la “Revolución del 25 de enero”, cuando muchas personas dieron la bienvenida al ejército en las calles tras los 18 días de protestas masivas que pusieron fin al gobierno de Hosni Mubarak.

Sin embargo, el ejército gobernó con puño de hierro: más de 120 manifestantes murieron en el transcurso de protestas y más de 12.000 civiles fueron sometidos a juicios injustos ante tribunales militares.

Y el viernes quedó claro que, para muchos, la reaparición del ejército era sumamente inquietante.

“¿Recuerdan Maspero?”, gritó una mujer de la multitud, refiriéndose a la represión, por parte del ejército, de una protesta de cristianos coptos en octubre de 2011 en la que murieron 27 personas.

Luego empezó a corear consignas contra el ejército.

Muchas personas siguen aguardando la verdad y la justicia por los 17 sangrientos meses de gobierno militar que concluyeron en junio.

Sin embargo, el anuncio de que el ejército gozará de poderes policiales hasta que se publiquen los resultados de un referéndum constitucional puede abrir el camino a nuevos abusos.

Una de las personas preocupadas por el futuro es Azza Hilal Ahmad Suleiman, quien en diciembre del año pasado fue golpeada por soldados que reprimían una protesta ante las oficinas del gabinete en El Cairo.

Hoy nos ha dicho: “El presidente, además de haber ampliado sus propios poderes, está dando más poderes al ejército […] Es como si hubiéramos vuelto al gobierno militar, pero aún peor”.

Durante el gobierno del presidente Morsi se han dado algunos pasos hacia la justicia. Se designó un juez instructor para que investigara al ex jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, a su jefe de Estado Mayor y al ex director de la policía militar.

Pero no está claro dónde llevará la investigación. Según la legislación egipcia, el ejército puede decidir si un delito entra dentro de su competencia o no, lo que, para muchas personas, convierte la justicia en algo dolorosamente escurridizo.Durante el gobierno del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas sólo se ha declarado culpables de violaciones de derechos humanos a tres soldados de baja graduación, por su papel en la represión de las protestas de Maspero. En el otro único caso aparte de este, un tribunal militar absolvió a un médico de la acusación de supervisar “pruebas de virginidad” forzadas a mujeres manifestantes.

Un miembro del comité de investigación creado por el presidente para indagar sobre las violaciones de derechos humanos cometidas durante la “Revolución del 25 de Enero” y durante el gobierno del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas nos dijo que aún están elaborando su informe final, previsto para este mes.

El comité, según los informes, había descubierto nuevas pruebas de violaciones de derechos humanos cometidas por autoridades y miembros de las fuerzas de seguridad.

Sin embargo, una vez más, no está claro si el informe supondrá un paso adelante hacia una rendición de cuentas real, o si sus conclusiones serán dejadas de lado o enterradas por las autoridades.

Por ahora, la función que desempeñará el ejército en los próximos días provoca honda preocupación.

Durante las protestas del viernes se produjo una señal ominosa, cuando preguntamos a un oficial por qué dejaba a los manifestantes acercarse tanto al Palacio Presidencial.

“Cumplo órdenes”, nos dijo. “Si las órdenes dicen que despejemos la zona de manifestantes, es lo que haré.”