5 COSAS QUE LAS UNIVERSIDADES Y ESCUELAS PUEDEN HACER

Muchas personas refugiadas añoran una educación. La oportunidad de estudiar en otro país en condiciones de paz y seguridad representa una ocasión muy excepcional para hacer realidad sus sueños y todo su potencial.

1. Conceder becas

Las becas pueden ayudar a las personas refugiadas a continuar su educación en un lugar seguro, aprender un nuevo idioma y prepararse para reconstruir algún día su país de origen. Suelen cubrir los gastos de matrícula y manutención, alojamiento, viajes y visado. Los estudiantes y antiguos alumnos/as pueden influir en sus escuelas y universidades para que ofrezcan becas y ayudar a recaudar fondos para cubrir los gastos.

2. Asesorar y ser flexibles

 Cumplir los requisitos de admisión puede resultar muy complicado para las personas refugiadas y solicitantes de asilo, que a veces han tenido que huir dejando atrás sus certificados académicos e incluso su pasaporte. Las escuelas y universidades pueden facilitar las cosas ofreciendo consejos en Internet y jornadas de puertas abiertas en las que las personas refugiadas puedan averiguar más sobre los cursos y el apoyo de que disponen, y cómo cumplir los requisitos previstos. Por ejemplo, las instituciones podrían ofrecer exámenes o cursos breves para evaluar la competencia ante la inexistencia de un diploma o un expediente.

3. Ofrecer apoyo académico

A veces las personas refugiadas del mundo académico se ponen en contacto con instituciones educativas para aprovechar oportunidades de investigación o enseñanza de carácter temporal, colaborar a distancia o crear redes y compartir ideas y conocimientos. Busquen iniciativas a las que puedan sumarse, como centros docentes que ofrecen cursos en Internet, y pónganse en contacto con ellos. Académicos/as y profesores/as están también muy bien situados para ayudar a sensibilizar e incitar al debate sobre cuestiones que afectan a las personas refugiadas, fomentando debates críticos entre su alumnado, publicando artículos y haciendo investigaciones académicas.

4. Hacer campaña en favor de los visados para estudiantes

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), sólo el 1% de la población refugiada asiste actualmente a la universidad. Muchas personas no pueden estudiar en el extranjero por las restricciones para obtener un visado y las dificultades para cumplir los requisitos para entrar en el país. Estudiantes, antiguos alumnos/as y órganos universitarios pueden trabajar juntos para sensibilizar y emprender acciones prácticas, como influir en el gobierno para que ofrezca a las personas refugiadas visados para estudiantes más accesibles.

5. Ser buenos/as anfitriones/as

Puede que las personas refugiadas necesiten ayuda extra para sacar el máximo provecho a sus estudios. Identifiquen los problemas que puedan afectar a su bienestar e instauren medios para abordarlos. Muchas de ellas han vivido cosas horribles en su país o han emprendido peligrosos viajes para huir. Otras llegan solas y puede resultarles estresante establecerse en un nuevo país. Un programa de confraternización puede hacer que quienes acaban de llegar se sientan en casa, así como el apoyo práctico, como por ejemplo asesoramiento económico, orientación sobre la solicitud de asilo y vías para el empleo, y el aprendizaje del idioma.