En todo el mundo las personas que defienden el derecho al aborto —activistas, docentes, acompañantes, doulas y profesionales de la salud, entre otras— están siendo atacadas. Están expuestas a sufrir estigmatización, agresiones físicas y verbales, intimidación y amenazas, así como criminalización a través de procesamientos, investigaciones y detenciones injustos. A pesar de la hostilidad y la falta de reconocimiento, siguen desempeñando su labor, ayudando a innumerables mujeres, niñas y a cualquier persona que puede quedarse embarazada a acceder a su derecho al aborto. Conforman un movimiento realmente imparable.
Índice: POL 40/7421/2023