El defensor yemení de los derechos LGBTI Mohamed al-Bokari lleva desde el pasado 8 de abril recluido en la prisión de Malaz (Riad, capital de Arabia Saudí), aunque no compareció en juicio hasta el 20 de julio. Fue acusado de violar la moral pública, promover la homosexualidad en Internet e imitar a las mujeres. A continuación, fue condenado a 10 meses de cárcel, tras los cuales será deportado a su país de origen, Yemen, donde corre el riesgo de morir a manos de grupos armados. No ha tenido representación legal ni durante su periodo de reclusión ni en el juicio.