La confirmación ayer (23 de noviembre de 2009) de que los restos mortales recuperados la semana pasada son los de un periodista británico secuestrado durante la guerra civil que asoló durante 15 años el Líbano llama la atención, una vez más, sobre la necesidad de una acción concertada para revelar la suerte que corrieron miles de libaneses, palestinos y otras personas que fueron secuestradas entre 1975 y 1990.