Las fuerzas israelíes han incumplido reiteradamente sus obligaciones contraídas en virtud del derecho internacional de derechos humanos mediante el uso de fuerza excesiva para reprimir la disidencia y la libertad de expresión, lo que ha desembocado en una constante de lesiones y homicidios ilegítimos de civiles, menores incluidos, y se les ha permitido actuar así con casi total impunidad debido, en no poca medida, a que las autoridades no han realizado investigaciones exhaustivas, imparciales e independientes.