Ocho conservacionistas que se hallan detenidos podrían ser condenados a muerte o a largas penas de prisión tras un juicio manifiestamente injusto por falsos cargos de espionaje. Los cargos se debían únicamente a sus actividades de conservación, entre ellas realizar investigaciones sobre la fauna en peligro de extinción en Irán. Dicen que han sido sometidos a tortura y otros malos tratos.