Pakhshan Azizi, trabajadora humanitaria y activista de la sociedad civil de la oprimida minoría étnica kurda de Irán, corre peligro de ser ejecutada tras un juicio manifiestamente injusto ante el Tribunal Revolucionario de Teherán. En julio de 2024 fue condenada a muerte únicamente en relación con sus actividades pacíficas humanitarias y de derechos humanos, incluida la asistencia a mujeres y menores desplazados en el noreste de Siria. Nunca se investigaron sus denuncias de tortura y otros malos tratos.