El 24 noviembre, el profesor universitario irano-sueco Ahmadreza Djalali supo que la fiscalía había ordenado ejecutar su condena a muerte por “corrupción en la tierra” (efsad-e fel-arz). En una breve llamada telefónica que hizo a su esposa ese mismo día, explicó que lo habían trasladado a la sección 209 de la prisión de Evin de Teherán y recluido allí en régimen de aislamiento Corre riesgo inminente de ejecución.