La salud de la abogada de derechos humanos encarcelada Nasrin Sotoudeh corre grave peligro tras haberla devuelto las autoridades iraníes a la prisión después de su hospitalización, a pesar de que un facultativo dijo que necesitaba una intervención médica por problemas cardíacos. La habían llevado al hospital porque su estado de salud se había agravado mucho como consecuencia de una huelga de hambre que mantenía como protesta por los abusos cometidos por las autoridades iraníes en el sistema de justicia penal, entre ellos su negativa a dejar en libertad a personas encarceladas por cargos de motivación política que podrían tener derecho a ello.