Amirhossein Moradi, Mohammad Rajabi y Saeed Tamjidi han sido condenados a muerte como consecuencia de unos incendios provocados durante una serie de protestas en noviembre de 2019. Su juicio fue manifiestamente injusto. Se les negó el acceso a abogados en la fase de instrucción, y afirman que fueron torturados. Amirhossein Moradi asegura que lo coaccionaron para que hiciera una “confesión” que se emitió luego en la televisión pública y se utilizó como prueba para declarar a los tres culpables.