El 23 de septiembre de 2010 comienza el curso académico en Irán mientras muchos estudiantes se pudren tras las rejas. Amnistía Internacional pide a las autoridades iraníes que pongan inmediatamente en libertad incondicional a todos los estudiantes presos de conciencia que están encarcelados por su activismo político o de derechos humanos. Otros han sido sometidos a medidas arbitrarias y se les ha prohibido continuar sus estudios universitarios.