El preso de conciencia egipcio-británico y destacado activista Alaa Abdel Fattah está recluido en régimen de incomunicación, y las autoridades se niegan a permitir que su familia o su abogado lo vean o se pongan en contacto con él. En la última carta que envió a su familia el 31 de octubre, anunció que iba a intensificar su prolongada huelga de hambre dejando de ingerir calorías a partir del 1 de noviembre y de consumir agua desde el 6 del mismo mes.