El 12 de abril de 2020, las autoridades de la prisión de Al Qanater comenzaron a permitir a la mayoría de las reclusas recibir ropa, comida, productos desinfectantes, cartas y una comida caliente de sus familiares una vez a la semana, tras haber suspendido las visitas en marzo. Sin embargo, a Solafa Magdy, periodista recluida arbitrariamente, no se le permitió recibir paquetes de su familia hasta el 29 de abril. Su familia no ha recibido aún ninguna llamada ni carta de ella, por lo que se teme por su seguridad si se produce un brote de COVID-19 en la prisión.