La demolición de las viviendas de 53 familias romaníes que residen en el asentamiento de Grmeč, en el municipio de Zemun, en Belgrado, parece haber quedado suspendida por el momento. No obstante, las familias continúan sumidas en la incertidumbre y en peligro de quedarse sin hogar, ya que las órdenes de demolición que recibieron no se han anulado.