La defensora bielorrusa de los derechos humanos Nasta Loika quedó en libertad el 6 de octubre, tras haber pasado 30 días recluida de manera arbitraria por cargos falsos de “vandalismo leve”. Las autoridades han archivado también una investigación penal aparte abierta en su contra, y le han levantado la prohibición de viajar.