Las autoridades locales del distrito de Bogradskiy, Rusia, separaron a siete niñas y niños de su madre adoptiva porque uno de sus hijos, de cuatro años, llevaba el pelo largo. Las autoridades interpretaron esto como una indicación de que la madre estaba fomentando la identidad de género “equivocada” en su hijo, una acusación absurda que surge en un contexto de patrocinio estatal de la homofobia, la transfobia y los estereotipos de género en Rusia.