Unas 500 personas romaníes —de las que aproximadamente 150 son menores de edad, mujeres embarazadas o personas de edad— han quedado sin hogar tras haber sido desalojadas forzosamente por las autoridades de su asentamiento en el municipio de Giugliano in Campania, en el sur de Italia, el 10 de mayo. Las familias romaníes han quedado sin hogar y viven en condiciones inhumanas al no haberles proporcionado las autoridades viviendas alternativas.