Tal como están ahora, la Constitución de Irlanda y la legislación que regula la práctica del aborto pueden dar lugar a violaciones de los derechos fundamentales de mujeres y niñas, como su derecho a la vida, a la salud, a la igualdad, a no ser discriminadas, a la privacidad, a la información y a no sufrir tortura ni otros malos tratos.