Cuando los nuevos dirigentes filipinos, incluido el presidente Ferdinand Marcos Jr., tomaron posesión de sus cargos el 1 de julio, Leila de Lima, presa de conciencia y exsenadora, llevaba más de cinco años detenida. El anterior secretario de justicia anunció que no se retirarían los cargos contra ella, pero su sucesor, Jesus Crispin Remulla, ha afirmado que está dispuesto a revisar su caso tras retractarse de su testimonio tres personas que declararon en su contra.