El 23 de agosto, la guardia costera china detuvo a 12 personas de Hong Kong —algunas de ellas, activistas en favor de la democracia— por haber cruzado presuntamente la frontera entre Hong Kong y China clandestinamente en una lancha motora. En estos momentos se encuentran en régimen de incomunicación, sin acceso a sus familias ni a asistencia letrada de su elección, y corren grave peligro de sufrir tortura y otros malos tratos. Cuatro abogados de China continental, contratados por las familias, han abandonado los casos tras recibir amenazas de las autoridades.
