Ramiro Gonzales, de 41 años, fue ejecutado en Texas el 26 de junio de 2024. Había sido condenado a muerte en 2006 por un asesinato cometido en 2001, cuando tenía 18 años y salía de una infancia de abusos y abandono. Los tribunales se negaron a detener la ejecución pese al testimonio inexacto prestado en el juicio por el testigo experto de la acusación (un testimonio del que dicho experto se ha retractado) que apoyaba la determinación del jurado de que Ramiro Gonzales cometería actos de violencia criminal si se le permitía vivir.