Unos funcionarios de la agencia de fronteras estadounidense separaron a la fuerza de sus hijos a cuatro padres solicitantes de asilo procedentes de Centroamérica a su llegada a Estados Unidos. Esto viola las normas estadounidenses sobre unidad familiar durante la detención por motivos de inmigración. Los padres sufren desde entonces angustia emocional, y se desconoce el paradero de dos de los niños.