Veintiocho niños y niñas y sus familias, recluidos indefinidamente por motivos de inmigración en Texas y Pensilvania, Estados Unidos, se enfrentan a la expulsión inminente. Muchos llevan detenidos casi un año y medio. A ninguna de estas familias les han permitido solicitar asilo de acuerdo con el derecho estadounidense e internacional, y si son enviadas de vuelta a sus países de origen serán devueltas al peligro. Las autoridades deben detener estas expulsiones y garantizar a estas familias su derecho de asilo.