El 5 de febrero, a las 10.30 de la noche, 3.500 residentes de Kibos, en el condado de Kisumu en Kenia, fueron brutalmente desalojados por la Compañía Ferroviaria de Kenia. Agentes de policía armados utilizaron gas lacrimógeno para obligar a los residentes a desalojar sus viviendas. Una niña murió atrapada entre los escombros de las viviendas, derribadas por una excavadora. Las personas residentes en el asentamiento, pertenecientes a la comunidad nubia, denuncian que no habían recibido ninguna notificación de desalojo por escrito.