Al tiempo que se cumplía el plazo para hacer efectivo el compromiso político regional de “silenciar las armas” antes de 2020, en varios países del África subsahariana continuaban los conflictos irresolubles, y nuevas formas de violencia utilizadas por actores no estatales daban lugar a homicidios, tortura, secuestros, violencia sexual y desplazamientos masivos generalizados, incluidos crímenes de derecho internacional.