Khaled Khalifa Mahmud, iraquí de 36 años, condenado a muerte en octubre de 2009 tras un juicio injusto, corre riesgo inminente de ejecución en Irak. Su “confesión”, obtenida presuntamente mediante tortura, se admitió como prueba contra él. El Tribunal de Casación confirmó su sentencia condenatoria en 2010.