Walid Yunis Ahmad lleva más de 10 años recluido sin cargos ni juicio. El 6 de febrero de 2000, miembros de las fuerzas de seguridad kurdas (asayish) lo detuvieron en Erbil, capital de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí. Durante los tres años siguientes, su familia no supo dónde se encontraba ni si estaba vivo o muerto.