Ali Saremi (o Sarami) fue ejecutado sin previo aviso el 28 de diciembre de 2010 en la prisión de Evín, en Teherán. Había sido condenado a muerte en diciembre de 2009 tras ser declarado culpable de “enemistad con Dios” por su presunta pertenencia a un grupo prohibido de oposición, la Organización Muyahidín del Pueblo de Irán.