En los últimos 10 años se ha observado un deterioro constante de la situación de los derechos humanos en Rusia. El indicativo punto de aceleración de este proceso —la violenta disolución de una protesta pacífica en la plaza Bolotnaya de Moscú por los resultados de las elecciones presidenciales de 2012— marcó el rumbo de la década siguiente, a saber, la represión de los derechos humanos para suprimir toda forma de disidencia.