Varios periodistas y otros miembros del personal del diario Frontier Post han sido acusados de blasfemia. La pena preceptiva para este delito es la muerte. Además de esta denuncia, a Amnistía Internacional también le preocupa que la indignación de la opinión pública a causa de una carta publicada en el periódico pudiera desembocar en una oleada de violencia, particularmente contra personas relacionadas con el diario.