Irán: Oleada de detenciones de activistas árabes ahwazíes

Se desconoce el paradero de más de 75 personas detenidas tras las protestas

Los servicios de inteligencia y las fuerzas de seguridad de Irán han acorralado y detenido a decenas de árabes ahwazíes, varios menores de edad entre ellos, en lo que parece una oleada creciente de represión en la provincia iraní de Juzestán, han declarado hoy Amnistía Internacional y Human Rights Watch.

Según activistas y familiares, muchas detenciones se practicaron en el periodo previo al décimo aniversario de las masivas manifestaciones contra el gobierno que hubo en esta provincia de población árabe en abril de 2005. Los familiares dijeron que las detenciones fueron llevadas a cabo sin orden judicial por grupos de hombres armados con la cara cubierta vinculados a los servicios de seguridad y de inteligencia iraníes, normalmente tras asaltos a viviendas de activistas árabes ahwazíes realizados por la noche o de madrugada. Las organizaciones de derechos humanos expresaron su preocupación ante la posibilidad de que se haya detenido a personas sólo por sus supuestas opiniones políticas, por expresar pacíficamente su disidencia o por exhibir abiertamente su identidad y su cultura árabes.

“Los informes sobre la escala de las detenciones de activistas árabes ahwazíes en las últimas semanas son muy alarmantes”, declaró Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

“En lugar de practicar detenciones arbitrarias, las autoridades iraníes deberían poner en libertad a las personas detenidas por manifestarse o expresarse pacíficamente, y acusar sin demora a las demás de un delito reconocible y garantizar que reciben un juicio justo o ponerlas en libertad.”

Las autoridades iraníes deben proporcionar a las familias de todos los detenidos información sobre el paradero y la condición jurídica de éstos, han declarado las organizaciones.

Activistas árabes ahwazíes residentes fuera de Irán dijeron a Amnistía Internacional y Human Rights Watch que las fuerzas de seguridad han detenido al menos a 78 personas, y posiblemente a más de 100, desde mediados de marzo de 2015 en la ciudad de Ahvaz, capital de la provincia de Juzestán, y en las ciudades y pueblos de los alrededores, tras protestas en su mayoría pacíficas. Los activistas dijeron que entre los detenidos hay personas de quienes se sospecha que desempeñan papeles de liderazgo en la movilización de las protestas locales. Las autoridades iraníes no han dado ninguna razón de las detenciones ni han revelado la condición jurídica y el paradero de los detenidos, lo que pone a éstos en un riesgo cada vez mayor de sufrir tortura y otros malos tratos, afirman las organizaciones de derechos humanos.

El 6 de abril las fuerzas de seguridad detuvieron a Hatam Ebyat, activista de 35 años de la ciudad de Hamidieh, tras asaltar su vivienda a las 2 de la madrugada, según Hossein Moayedi, amigo de Ebyat que vive fuera de Irán. Las autoridades no han dado a su familia ninguna información sobre su paradero y su condición jurídica. Moayedi dijo que desde 2005, las autoridades han detenido a Ebyat todos los años antes del aniversario de abril, y lo han recluido varias semanas en régimen de aislamiento en un centro de detención del Ministerio de Inteligencia en Ahvaz, sin acceso a su familia ni a su abogado. Moayedi afirmó también que durante las detenciones anteriores de Ebyat, este sufrió palizas brutales y torturas para obtener “confesiones” sobre “tener relaciones con Estados extranjeros” y “participar en actividades armadas” y luego lo pusieron en libertad previo pago de una cuantiosa fianza.

Moayedi dijo que Ebyat siempre dijo a sus interrogadores que no apoya actividades armadas y sólo quiere los derechos de las minorías garantizados en la Constitución iraní. Ebyat, que tiene una carnicería en Hamidieh, es activo sobre todo en organizar el Eid y otras festividades religiosas y culturales y en animar a los jóvenes a vestir ropas árabes tradicionales y participar en protestas pacíficas contra el gobierno.

Mustafa Haidari, de 17 años, del barrio de Koi Alawi de la ciudad de Ahvaz, fue detenido el 7 de abril, aparentemente por su papel en la planificación de una protesta pacífica para conmemorar el aniversario del 15 de abril. Su tío, Abdulrahman Haidari, que vive fuera de Irán, dijo a Amnistía Internacional que está en contacto con la familia en Koi Alawi y que ésta le había contado que a las 2 de la mañana del 7 de abril irrumpieron en la vivienda familiar decenas de policías antidisturbios con la cara tapada y uniformes negros y detuvieron al adolescente. Los hombres se negaron a mostrar una orden de detención y a explicar las razones de ésta, dijo Abdulrahman Haidari, que añadió que las autoridades no han facilitado desde entonces ninguna información sobre el estado y el paradero de Mustafa Haidari, pese a que la familia la ha pedido reiteradamente en el Centro de Información del Ministerio de Inteligencia en Ahvaz.

Abdulrahman Haidari dijo que su familia le había contado que esa misma noche la policía antidisturbios detuvo también a otros hombres del barrio, incluidos Basem Batrani y Mahmoud Sawari, vecinos de Mustafa Haidari, que también participaban en la planificación de una protesta para el aniversario.

La última ronda de detenciones se produjo en medio de la ira que ha recorrido la provincia tras la muerte de Younes Asakereh, vendedor callejero árabe ahwazí que se prendió fuego el 13 de marzo de 2015 para protestar por la retirada y destrucción de su puesto de fruta por las autoridades municipales. Tras denegarle un tratamiento de emergencia adecuado y el traslado a Teherán por falta de fondos, murió a consecuencia de sus heridas el 22 de marzo, según dijo a Human Rights Watch una fuente que conoce los detalles del caso. En la ciudad de Jorramchar, salió a la calle un gran número de manifestantes árabes ahwazíes. Según algunos informes, las autoridades han acosado reiteradamente a la familia de Asakereh, llegando incluso a retrasar la entrega del cuerpo a la familia y a detener temporalmente a su padre y a su hermano antes del entierro.

Varios días antes de la muerte de Asakereh, estalló una protesta frente al estadio Ghadir de Ahvaz, después de que un grupo de hombres jóvenes, en su mayoría árabes ahwazíes, desplegara una pancarta durante un partido de fútbol entre el Al Hilal, de Arabia Saudí, y Foolad, el equipo local, que decía: “Todos somos Younes”. La policía detuvo a varias decenas de hombres, golpeándolos en la espalda y la cabeza. Al parecer, la policía atacó especialmente a los hombres que vestían ropas tradicionales árabes.

Como Estado parte del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Irán tiene la obligación de respetar el derecho a la libertad de expresión (artículo 19) y de reunión pacífica (artículo 21). También debe garantizar que no se niega a las minorías étnicas y lingüísticas “el derecho que les corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural […] y a emplear su propio idioma” (artículo 27). El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales contiene garantías similares, como las de sus artículos 2 y 15, que reconocen el derecho a participar en la vida cultural sin discriminación.

La provincia de Juzestán, donde están gran parte de las reservas de petróleo y gas de Irán, tiene una numerosa población árabe de entre 2,5 y 5 millones de personas. Pese a su riqueza en recursos naturales, la provincia sufre una privación socioeconómica severa y altos niveles de contaminación del aire y el agua. Concentrados en suburbios pobres en instalaciones básicas, muchos árabes iraníes han denunciado que el gobierno los discrimina sistemáticamente, sobre todo en materia de empleo, vivienda, acceso a cargos políticos y el ejercicio de derechos culturales, civiles y políticos. La imposibilidad de usar su lengua materna como vehículo de instrucción en la educación primaria es asimismo fuente de resentimiento y frustración profundos.

“En lugar de intensificar la represión, las autoridades deberían abordar las quejas que tienen desde hace tiempo los árabes ahwazíes sobre la discriminación enraizada y la negación de derechos culturales”, dijo Joe Stork, director adjunto de Oriente Medio y el Norte de África en Human Rights Watch. “Las detenciones y el encarcelamiento arbitrarios no harán desaparecer las quejas de los árabes ahwazíes.”