Activista tibetano habla de la alarmante escalada de autoinmolaciones en China

Al menos 75 tibetanos —muchos monjes y monjas budistas entre ellos— se han prendido fuego este año. Muchos gritaban frases pidiendo el regreso del Dalai Lama y libertad para los tibetanos mientras ardían y algunos hicieron las mismas peticiones en declaraciones escritas.

En esta escalada de autoinmolaciones en las zonas de China habitadas por tibetanos, incluidas la Región Autónoma de Tíbet y las provincias vecinas, sólo en noviembre se han prendido fuego 24 personas.

En la actualidad, el número total de tibetanos que se han autoinmolado desde 2009 es de 88, cifra que ahora aumenta cada día.

Bobpa Tsang —nombre ficticio—, activista tibetano que reside actualmente en Londres, ha declarado a Amnistía Internacional que respeta a los tibetanos que se autoinmolan.

“Parar estas autoinmolaciones es cómo arrojar agua al suelo: una pérdida de tiempo. Tenemos que seguir haciendo esto hasta que obtengamos algún tipo de resultado”, manifestó.

“Yo no me voy a autoinmolar, pero aun así creo que estas personas son valientes. Las respeto, pero aún no podemos parar esto, aunque quisiéramos.”

En 1996, Bobpa Tsang se marchó de su casa, en la prefectura de Rebkong, en la provincia meridional de Qinghai, donde se han producido muchas de las últimas autoinmolaciones.

“Hace 16 años que no he vuelto a Tíbet. No entendemos qué sienten los tibetanos de Tíbet. Están bajo una presión enorme del gobierno chino. ¿Quién renunciaría a su vida si no? Nadie quiere prenderse fuego. ¿Qué madre querría abandonar a sus bebés, hijos e hijas? Todos quieren vivir una vida feliz. ¿Por qué iban a matarse? Todos pertenecen a la generación más joven. Lo sorprendente es que todos transmiten el mismo mensaje.”

En los últimos días, más de un millar de estudiantes tibetanos se han enfrentado con la policía armada en protestas por la publicación de un folleto gubernamental en el que se calificaba la reciente oleada de autoinmolaciones de “actos de estupidez” y se condenaba el estudio de la lengua tibetana como algo “irrelevante”.

El folleto, titulado Diez visiones reales de la zona de Tsolho, indignó a los estudiantes de Medicina tibetanos de la prefectura de Tsolho (Hainan), en la provincia de Qinghai, cuando se distribuyó en las escuelas de la zona.

Los estudiantes pidieron una investigación sobre la creación del folleto y una mayor igualdad.

Según informes, la policía golpeó a los manifestantes tras tomar el control de la escuela donde se estaba realizando la protesta, que se saldó con el ingreso de 20 estudiantes en el hospital.

Ese mismo día hubo una huelga de hambre de solidaridad en Tíbet y China, incluso en zonas como Lhasa y Rebkong, en la que participaron muchos dirigentes comunitarios e intelectuales y en la que también se pidió el fin de las autoinmolaciones.

Más de 60 tibetanos de toda condición participaron simultáneamente en la protesta solidaria.

Según los medios de comunicación locales, el 14 de noviembre, las autoridades chinas de la región oriental tibetana de Malho, anunciaron una serie de medidas estrictas para abordar la oleada en curso de autoinmolaciones.

Los funcionarios locales recibieron órdenes de castigar a quienes se autoinmolaran, a sus familias e incluso a quienes dieran el pésame y ofrecieran plegarias a los afligidos familiares.

Esto ha incluido, según los informes, la cancelación de la ayuda del gobierno a las familias de quienes se autoinmolan, así como a muchos proyectos de desarrollo en pequeñas aldeas donde se han producido autoinmolaciones.

Bobpa Tsang afirmó que las protestas comenzaron en febrero de 2009 como reacción a una oleada de represión que recorrió el país tras las protestas desencadenadas en la región en marzo de 2008 y los Juegos Olímpicos de agosto de 2008.

“Después de los Juegos Olímpicos, el mundo dejó de mirar hacia Tíbet y China inició la brutal represión del pueblo tibetano.

“Encarcelaron a los profesores, estudiantes, poetas, monjes, monjas y activistas medioambientales que consideraban una amenaza. Acusaron a empresarios tibetanos de apoyar los movimientos por la libertad de Tíbet, les confiscaron millones de libras y les encarcelaron de por vida.

“Empezaron a destruir la lengua tibetana y el estilo de vida tradicional nómada de los tibetanos confiscando sus tierras y su ganado, y obligándolos a vivir en reasentamientos de nueva construcción.

“Durante las masivas protestas que hubo en todo Tíbet en 2008, empezaron a disparar contra la multitud y mataron a muchos inocentes.

“Por eso la gente empezó a prenderse fuego en 2009 y eso se ha extendido por todo Tíbet.”

El 7 de noviembre, Tamdrin Tso, de 23 años y madre de un niño de seis, se prendió fuego y murió en el centro del pueblo de Drorong Po, en el municipio de Dowa, en Rebkong (Tongren en chino).

Según fuentes tibetanas en el exilio, los tibetanos de la localidad habían visto a Tamdrin Tso rezando por quienes se habían autoinmolado: “Recitó el mantra Mani [mantra relacionado con el Dalai Lama] e hizo el voto de ayunar y de no ingerir líquidos. También rezó y ofreció lámparas de mantequilla en el monasterio. Los lugareños dijeron que aunque Tamdrin Tso hizo todo esto, al final no pudo soportarlo y se prendió fuego.”

En una carta conjunta dirigida al presidente chino Hu Jintao el 3 de noviembre de 2011, Amnistía Internacional y Human Rights Watch pidieron al gobierno chino que revisara la situación de los derechos humanos en la meseta tibetana y abordara las causas subyacentes de las protestas que han llevado a los tibetanos a prenderse fuego.

Las organizaciones pidieron asimismo al gobierno que pusiera fin a las políticas que vulneran las libertades fundamentales y los derechos humanos de los tibetanos, incluida la libertad de expresión y de religión, y a la fuerte presencia de las fuerzas de seguridad en las regiones del país con población tibetana.

Bobpa Tsang cree que los tibetanos seguirán autoinmolándose como protesta hasta que “China analice por qué los tibetanos se autoinmolan y ofrezca algún tipo de solución a sus demandas. Entonces el pueblo tibetano se detendrá. Si China sigue reprimiendo por la fuerza y brutalmente a los tibetanos, seguirá habiendo autoinmolaciones.”

Pero no sabe qué decir a los demás tibetanos que están considerando la posibilidad de emprender este tipo de acción. “Es difícil enviarles un mensaje. En mi opinión, no podría decirles: ‘Eh, tenéis que autoinmolaros’. Y no quiero decir: ‘Hay que parar las autoinmolaciones’. Depende totalmente de China y de su política hacia Tíbet. Así que no sé qué decirles. Cada vez que oigo que se produce una autoinmolación en Tíbet, no importa de dónde son o si son amigos míos, me siento impotente, como si no tuviera manos.”