Egipto: Las paredes hablan. Los grafitis de la calle Mohamed Mahmoud de El Cairo

Durante los más de 30 años de gobierno de Hosni Mubarak, las paredes de las calles de El Cairo se alzaron desnudas y en silencio, ocultando a la vista las detenciones arbitrarias, la tortura y las muchas otras violaciones de derechos humanos que se cometían.Tras su derrocamiento a principios de 2011, algunas de esas paredes se convirtieron en lienzos para la expresión popular cuando los artistas inspirados por la “Revolución del 25 de Enero” pusieron en marcha su propio levantamiento creativo en una zona próxima a la plaza de Tahrir, foco principal de las protestas.Desde entonces, la calle de Mohamed Mahmoud, una de las principales arterias de la capital egipcia que llevan del Ministerio del Interior a la plaza de Tahrir, se ha convertido, de hecho, en una galería al aire libre, donde se expone arte callejero sobre una amplia gama de cuestiones sociales. Los grafitis se hicieron cada vez más populares tras la “Revolución del 25 de Enero”, y por todo El Cairo comenzaron a aparecer murales llenos de colorido. La calle de Mohamed Mahmoud se ha convertido en el centro de esta actividad. En los muros de sus edificios están representadas muchas de las cuestiones que afectan todavía a la vida diaria en el nuevo Egipto: los más de 12.000 juicios militares injustos de civiles, la lucha contra el acoso sexual que sufren las mujeres y los abusos de las fuerzas de seguridad contra manifestantes pacíficos.Se ha convertido también en un amargo recordatorio de la necesidad de rendir cuentas por los 17 meses de gobierno de la junta militar que sustituyó a Mubarak. Durante ese periodo, más de 120 manifestantes murieron como consecuencia directa del uso excesivo e innecesario de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad, más de 50 de ellos en la misma calle de Mohamed Mahmoud.En el lapso de seis días a partir del 19 de de noviembre de 2011, la policía antidisturbios egipcia, las Fuerzas de Seguridad Central, reprimió violentamente las manifestaciones en la calle de Mohamed Mahmoud, cobrándose la vida de 51 personas. Las protestas comenzaron tras reprimir las fuerzas de seguridad con violencia una sentada de protesta por las personas muertas y heridas en el levantamiento en la cercana plaza de Tahrir. Estallaron enfrentamientos, y la televisión emitió imágenes de cadáveres de manifestantes abandonados en un montón de basura. Los manifestantes inundaron la plaza de Tahrir y la cercana calle de Mohamed Mahmoud.En ese momento, Amnistía Internacional arremetió contra lo que calificó de “respuesta brutal y represora de la protestas, que lleva la marca de la era de Mubarak”. Las pinturas que surgieron tras esa violencia cobraron cada vez más importancia para los egipcios, a medida que comenzaron a criticar al nuevo gobierno del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas por los abusos que se seguían cometiendo y a clamar por el cambio al aproximarse las elecciones. Hoy día son un recordatorio de lo que poco que ha cambiado y de lo mucho que falta para que las fuerzas de seguridad rindan cuentas. A pesar de la magnitud de la violencia, sólo un agente de las Fuerzas de Seguridad Central se enfrenta a juicio. Mientras tanto se está juzgando a 379 manifestantes y queda por ver si se beneficiarán de una reciente amnistía presidencial. Aunque las autoridades egipcias han intentado en varias ocasiones pintar las paredes para tapar los murales, sigue habiendo muchos, que son testimonio de los tumultos y los triunfos de la “Revolución del 25 de Enero” y el periodo posterior, así como un monumento en memoria de las decenas de personas que murieron en Mohammed Mahmoud hace un año. “La barreras de cemento colocadas a lo largo de la calle de Mohammed Mahmoud tenían por objeto bloquear la libertad de reunión. Hoy día son todo un nuevo medio por el que ejercer la libertad de expresión: la crítica creativa a las autoridades”, afirma Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África. “Un año después de las protestas que tan hondo impacto dejaron en Egipto, muchos de estos murales llenos de colorido constituyen no sólo un monumento conmemorativo, sino también una crónica vital de los cambios históricos que siguen produciéndose en el país. Son un recordatorio diario de que tienen todavía que abordarse los sucesos de noviembre de 2011 y tienen todavía que pedirse cuentas por los abusos del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.”

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