Serbia: Se da acceso al agua potable a familias romaníes desalojadas

La acción de Amnistía Internacional ha empujado a las autoridades de la ciudad serbia de Niš a dar acceso al suministro de agua potable a familias romaníes que habían sido desalojadas forzadamente de sus viviendas en la capital del país, Belgrado, hace casi tres meses.Desde su desalojo forzado del asentamiento informal de Belvil el 26 de abril, cinco familias –18 personas en total, incluidos niños y un bebé nacido poco después de llegar– han estado viviendo en un almacén abandonado en la ciudad de Niš, en el sur de Serbia, sin acceso a agua corriente, saneamiento ni electricidad. Después de que una delegación visitara el almacén en junio –con temperaturas que empezaban a superar los 35 °C, lo que empeora aún más las condiciones de vida–, Amnistía Internacional comenzó a trabajar junto con otras ONG de Serbia para asegurar que las autoridades garantizan el respeto al derecho al agua de las familias. El miércoles, la recién electa alcaldía de Niš informó a la organización de que por fin se había conectado el almacén al suministro de agua potable. “El acceso permanente a agua potable y limpia es un paso corto pero bienvenido hacia la plena garantía de los derechos de estas familias”, ha manifestado Jezerca Tigani, directora adjunta del Programa para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional. “Es inaceptable que las autoridades locales hayan esperado casi tres meses para suministrar agua con estas temperaturas tan altas.” Amnistía Internacional continuará presionando a las autoridades locales de Niš para que proporcionen una vivienda alternativa adecuada para las familias romaníes reasentadas y para que mejoren mientras tanto sus condiciones de vida, permitiéndoles por ejemplo el acceso al suministro eléctrico. “Entendemos que las autoridades locales que recibieron a las familias desalojadas tuvieron que proporcionarles un alojamiento de urgencia con pocos días de antelación”, ha dicho Jezerca Tigani. “Ahora tienen que asegurarse de que son reasentadas con prontitud en una vivienda alternativa adecuada que cumpla con las normas de derechos humanos.”Las familias romaníes reasentadas en el almacén de la calle Daniciceva de Niš pertenecen al grupo de 240 familias desalojadas forzadamente del asentamiento de Belvil, en Belgrado, el pasado 26 de abril. Más de 100 de esas familias, que no estaban registradas como residentes en la capital del país, fueron trasladadas en autobús a pueblos y ciudades de todo el país. En el momento del desalojo forzado –que según Amnistía Internacional “infringía flagrantemente el derecho internacional”–, una chica de 17 años embarazada que iba a ser trasladada a Niš explicó a la organización que en esa ciudad meridional no tenía casa ni lugar donde quedarse. Ella y su bebé fueron una de las primeras familias alojadas en el almacén.Cuando llegó el resto, en el almacén de Niš no había agua corriente, aunque el edificio contaba con la infraestructura necesaria. Cuando Amnistía Internacional visitó la ciudad, dos meses después, las autoridades locales aseguraron que el suministro de agua potable llegaría en cuestión de días. Sin embargo, aparte de una breve visita por parte de unos técnicos de la compañía de aguas, no se ha tenido lugar ninguna acción hasta esta semana, cuando ha asumido el cargo un nuevo alcalde. Mientras tanto, las familias se han visto obligadas a utilizar envases de plástico para recoger agua en el interior de un mercado público a 115 metros de distancia. El acceso al agua queda restringido por el horario de apertura del mercado –de siete de la mañana a tres de la tarde– y por el capricho del encargado, que a menudo deniega el acceso a las familias romaníes. La fuente de agua potable pública alternativa más cercana está a más de 30 minutos a pie, en el centro de la ciudad. El derecho al agua implica que las personas dispongan de agua potable en su lugar de residencia o en las inmediaciones. Según la Organización Mundial de la Salud, las personas corren riesgos de salud cuando la fuente de agua potable se encuentra a más de 100 metros de distancia de su residencia o si se tarda más de cinco minutos en recoger el agua.