Ahmadreza Djalali, profesor universitario irano-sueco, necesita recibir con urgencia atención médica especializada no disponible en la prisión. Las autoridades iraníes habían impuesto para su traslado a un hospital fuera de la cárcel la condición de que vaya esposado, lo que constituye trato degradante. Fue condenado a muerte tras un juicio manifiestamente injusto, en el que se admitieron “confesiones” que, asegura, fueron obtenidas por medio de tortura.