Alejandra huyó de los ataques físicos y sexuales sufridos por su identidad transgénero en El Salvador, y pidió asilo en Estados Unidos en noviembre de 2017. Desde diciembre de 2017 permanece recluida en el Centro Penitenciario del Condado de Cibola, en Nuevo México, donde ha denunciado una atención médica inadecuada e insensible. Las autoridades le negaron la libertad condicional en cinco ocasiones pero, tras los esfuerzos internacionales de trabajo de incidencia, un tribunal ordenó que se suspendiera su deportación, y el gobierno estadounidense ha accedido a que se examine el fondo de su apelación.