El 30 de septiembre, minutos antes del momento en que debía llevarse a cabo, la gobernadora de Oklahoma dictó una suspensión de 37 días de la ejecución de Richard Glossip, después de que el departamento de prisiones revelara que no tenía una de las sustancias necesarias para la inyección letal. El fiscal general del estado ha obtenido ahora suspensiones indefinidas de las ejecuciones en este y otros dos casos.